La práctica de ejercicio físico permite al adolescente ocupar su tiempo libre de manera productiva y como consecuencia ayudarlo a mantenerse alejado de acciones delictivas o conductas antisociales como las adicciones.
Si embargo, es necesario evitar que las actividades deportivas absorban todo el tiempo de los jóvenes. En esta época en casi todo el mundo se ha producido un cambio de valores en la formación de las nuevas generaciones, así la preocupación por las actividades intelectuales y científicamente ha sido sustituida por las actividades deportivas.
Actualmente entre destacar en las aulas por las actividades creadoras, literarias, artísticas, técnicas y sobresalir por su fortaleza y el éxito deportivo, la mayoría de los jóvenes prefieren esto último. El “as” es una creación de nuestro tiempo e inspira como modelo a la mayoría del adolescente de uno y de otro sexo.
Esto puede tener un efecto contraproducente en la formación integral del joven, pues éste va adquiriendo consciencia de que ese gasto de energía que le exige un esfuerzo deportivo, es suficiente para cumplir la misión con la sociedad en que vive.
La aspiración por sobresalir no debe de limitarse al desarrollo del cuerpo y a las victorias físicas, sino a la integración de una personalidad vigorosa, en la que lo intelectual, lo moral, lo artístico y lo físico se complementen, contribuyendo a la formación integral del hombre.
Los jóvenes que concentra toda su atención en las diversas formas del deporte pueden llegar a abandonar su formación escolar y perder el propósito de participación en las cuestiones políticas, sociales y económicas, que constituyen la entraña misma de la sociedad actual. Los deportes son un factor importante en la formación de la personalidad.
Las diversiones sanas, fuera de las horas de estudio, son una necesidad que compensa nuestros esfuerzos en la lucha por la vida, la más saludable son las que se practica al aire libre, por ello, no es conveniente frecuentar, de modo habitual, los locales cerrados a donde asiste mucha gente.
Existen actividades recreativas que nos permite cultivar el pensamiento y los sentimientos nobles, noble como la música, las buenas lecturas, los deportes moderados, los entrenamientos como el juego de ajedrez, las excursiones etc. Ya sea que realices estas actividades solo o con tus compañeros o en familia. Todas ellas contribuyen a los jóvenes como tú adquieren la doble recompensa del saber y el entrenamiento, permitiéndoles obtener una mayor satisfacción que pueden proyectar a sus familias y a la sociedad.
Dentro de las actividades sociales del esparcimiento existen algunas que son peligrosas o conflictivas, que implica riesgos físicos para quien realiza y afectan a su familia. Entre éstas se encuentra las reuniones donde se fuma y se consume alcohol sin medida o la adhesión con grupos de amigos con tendencias agresivas, inclinados al uso de armas y a las experiencias de pandillerismo.
Es importante que selecciones a tus amigos, especialmente aquellos con los que desees compartir experiencias enriquecedoras.
Fuente: vivirdiario.com