Se supone que los cigarrillos “light”, ligeros o suaves perjudican menos la salud que un cigarrillo de la misma marca pero “común”. Sin embargo, este hecho que la publicidad en algunos países todavía nos muestra como obvio, resulta absolutamente falso.

Está demostrado científicamente que el fumar cigarrillos “light” es tan perjudicial como fumar cigarrillos comunes. “¿Cómo puede ser esto?” se preguntará usted. Paso a explicarle.

Para empezar, los cigarrillos “ligeros”, “suaves” o “light” como se los conoce dependiendo el país donde se compren, solo hacen gala de contener menos nicotina y alquitrán que los cigarrillos normales, y aunque esto es falso (los cigarrillos no tienen en sí ni nicotina ni alquitrán, vea aquí por qué), esto en todo caso significa que este tipo de cigarrillos no contiene menores niveles de todos los aditivos que componen a cualquier otro cigarrillo (increíblemente, el 95% del contenido de un cigarrillo), y que pueden ser igual o más perjudiciales que la nicotina y el alquitrán, desde el momento en que ni siquiera sabemos cuales son o en que proporciones exactas se le agregan al >tabaco.

Pero aún suponiendo que los cigarrillos light “contengan” menos nicotina y alquitrán tal como dicen, y limitándonos solo a evaluar este aspecto, conociendo ciertos datos nos daremos cuenta hasta que grados de inmoralidad llega esta mentira.

Sucede habitualmente que las personas que fuman cigarrillos comunes se pasan a los “lights” para, según reflexionan, fumar la misma cantidad de cigarrillos, pero intoxicarse menos. La lógica es la siguiente:

– Un cigarrillo común me perjudica la salud. – Un cigarrillo light tiene menos de lo que daña. – Por lo tanto, fumar un cigarrillo light es más saludable que fumar uno común.

Esto, sin embargo, esto totalmente falso aunque parezca lo contrario.

Uno de los componentes químicos que se consumen al fumar es la tan famosa “nicotina”. La misma como es sabido produce una adicción, esto significa que el organismo “pide” nicotina cuando no la tiene, y “sufre” si no la recibe. Este “exigencia” del organismo es mucho más precisa de lo que normalmente se puede imaginar. O dicho de otra manera, cuando alguien se habitúa a una determinada dosis de nicotina, el organismo pone en funcionamiento al fumar mecanismos inconscientes para satisfacer la “demanda” precisa que el cerebro tiene de nicotina.

Fuente: www.andinia.com