Felicidad

Nuestro maravilloso cerebro es el lugar en donde se instalan nuestras creencias, las cuales pueden limitar nuestra capacidad de ser felices.
Dado lo anterior, podemos concluir que el ser feliz es una decisión, cuando podemos sobreponernos al miedo. En los primeros 7 años de vida el niño que crece en un entorno feliz aprende a ser feliz, después de esta edad, el ser feliz se convierte en una decisión, de ahí la necesidad de aprender a ser feliz. Cada quien elige si quiere ser feliz y con qué puede ser feliz, la felicidad no tiene ni costo ni precio, y básicamente no se necesita de alguien para encontrar ese sentimiento de felicidad, por ello que las personas sólo me pueden contagiar de felicidad, pero no son la fuente de la misma.
¿Qué es lo que nos limita a ser felices? La respuesta es las creencias. En un origen las creencias surgen desde la tradición familiar, a través de nuestros padres y posteriormente por las experiencias de vida que vamos teniendo y que gracias a nuestro proceso de pensamiento vamos elaborando e interpretando. Está en nosotros la perspectiva del pensamiento que decidiremos dar, ya sea de connotación positiva o negativa. En conclusión, yo decido a través de mi pensamiento el poder ser feliz.
 
Fisiológicamente necesito elaborar nuevas conexiones neuronales, a modo de quitar los pensamientos negativos (algunas veces relacionadas con las adicciones) que se han convertido en creencias y remplazarlos por nuevos pensamientos en donde me veo con actitud de “yo puedo” y “yo merezco”, y de tanto pensarlos lo podré llevar a la práctica al grado que se terminará convirtiendo en una creencia.
Una estrategia que puede ayudar es actuar como si fuera feliz, hay un refrán que dice: “haz como si creyeras y terminarás creyendo”, al mandar mensajes tanto físicos como mentales a mi cerebro a través de pensamientos positivos, poco a poco se irán construyendo nuevas creencias que me acercarán a la felicidad y me alejarán del miedo. Es necesario pretender que somos felices. Ya que algo que se practica 36 veces hace que se desarrolle un esquema mental. Esta estrategia la utilizamos para el tratamiento y rehabilitación de adicciones.
Una cosa es el cerebro y otra distinta la mente, entre más conciencia pueda desarrollar del potencial de mi mente, más podré acercarme a la felicidad, para ello se requiere de una práctica constante de actitudes y pensamientos agradables. En el cerebro hay una región específica que es el giro del cíngulo en donde se encuentran neuronas espejo, con lo cual podemos imitar lo que nos ofrece el entorno y si imito situaciones de felicidad tarde o temprano actuaré feliz y por consecuencia mi entorno cambiará también.
 
Otras cosas que podemos utilizar para lograr el cambio de paradigma de nuestras creencias de miedo hacia las creencias positivas que nos regalarán felicidad son:
 
  • Los abrazos y el contacto humano libera fuertes dosis de dopamina y oxitocina, las cuales elevan el estado de ánimo y generan una sensación de felicidad.
 
  • La risa, la cual puede ser contagiosa y liberar neurotransmisores de placer y felicidad.
 
  • La música, ya que esta activa los centros del lenguaje, la memoria, el sistema límbico y una serie de reacciones químicas a nivel cerebral. De ahí la importancia de eliminar la música que nos conecta con recuerdos desagradables y por el contrario generar nuevas conexiones neuronales con música que nos conecte o genere sensaciones gratas.
En conclusión: tengo la inteligencia necesaria para discernir y poder tomar decisiones para ser feliz, para ello necesito perder el miedo y aprender a aceptar lo que sucede, así cuando acepto desarrollo la humildad y más cerca podré estar de la felicidad.
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E.A. Guillermo Rojas Ayón
Especialista en Adicciones de Clínica SER
Cédula de Especialista 7237938
Terapeuta en Clínica SER