“Las drogas, una vez consumidas, son excretadas y pueden llegar inalteradas o en forma de metabolitos a las plantas de tratamiento de aguas residuales (EDARs), pero incluso después, aparecen en las aguas tratadas que se vierten a ríos y lagos”, explican a SINC Maria Teresa Galcerán y Maria Huerta, autoras del estudio e investigadoras en del Departamento de Química Analítica de la UB.
Los resultados del estudio reflejan, por ejemplo, que durante la navidad de 2006-2007 se superaron los 400 nanogramos por litro de la suma de cocaína y su principal metabolito (la benzoilecgonina), durante el día de Navidad, y los 350 ng/L en Año Nuevo. En el caso del éxtasis las concentraciones fueron de 90 y 80 ng/L, respectivamente, “lo que podría indicar un posible incremento en el consumo de las drogas durante esas fechas”.
Las investigadoras señalan que en un primer estudio confirmaron la presencia de concentraciones “relativamente elevadas” en las aguas de entrada de 42 EDARs de Cataluña. Así, detectaron hasta 4.7 microgramos/litro (µg/L) de cocaína y 7.5 µg/L de benzoilecgonina. Los valores de estimulantes de tipo anfetamínico (como éxtasis, anfetamina, metanfetamina o MDEA) alcanzaron hasta 688 nanogramos/litro.
Los científicos comprobaron que los tratamientos aplicados en las depuradoras no eliminan completamente las drogas, por lo que decidieron evaluar los niveles de estas sustancias en las aguas vertidas para conocer la magnitud del problema. Para ello, entre mayo de 2006 y abril de 2007, realizaron un muestreo secuencial del río Llobregat (Cataluña), en el cual vierten gran parte de las EDARs previamente estudiadas.
En estos estudios se puso de manifiesto que en zonas próximas a la desembocadura, donde se encuentra la mayor concentración de población, el río lleva cargas estimadas de entre 1 y 15 g/día de cocaína, de 1 a 8 g/día de éxtasis y de 0.08 a 4 g/día de anfetamina, aunque compuestos como el LSD o el PCP no fueron detectados. Se observó que en verano y en invierno las concentraciones son más elevadas que en primavera y otoño, con los niveles máximos en las fiestas navideñas.
El agua del río Llobregat también es utilizada para la producción de agua potable, pero los investigadores confirmaron que “todas las drogas se eliminan completamente durante el proceso de potabilización” y no fueron detectadas en el agua final de distribución. Únicamente el metabolito inactivo de la cocaína es capaz de sobrevivir al tratamiento y se encuentra en el agua de salida, a unos niveles de concentración del orden de los 45 ng/L.
“Este estudio, que ha contado con participación tanto pública como privada, puede ser extensible a otros ríos o EDARs españolas, y permitir un mayor y mejor conocimiento del consumo y uso de estas sustancias a nivel estatal”, señala Maria Huerta.
El agua como indicador del consumo de drogas
La investigadora indica que, a partir de los resultados obtenidos, “se puede concluir que los recursos hídricos se han convertido en nuevos indicadores epidemiológicos en referencia al uso y consumo de las drogas”.
Los científicos han podido estimar los niveles de consumo de diversos tipos de drogas en una población. En el caso de la cocaína, del orden de 14 dosis/día por 1000 habitantes (de 15 a 64 años), y de 4 dosis/día por 1000 habitantes (de 15 a 34 años) para el éxtasis. Estas cifras coinciden con los valores publicados en informes oficiales, como los de Naciones Unidas y el European Monitoring Center for Drugs and Drug Addiction (EMCDDA).
En cualquier caso, la investigadora reconoce que hay que continuar investigando sobre las consecuencias de la presencia de drogas en los ríos, “porque todavía se desconoce el efecto de la exposición continuada de estos compuestos psicoactivos sobre el medio acuático”.
Fuente: www.plataformasinc.es