No muchas personas saben, sean fumadores o no lo sean, que el contenido de los cigarrillos actuales incluye una proporción ínfima de tabaco. Sólo alrededor del 5% del contenido de los cigarrillos es tabaco ¿Qué lo constituye el resto? Aditivos. ¿Cuántos? Alrededor de 6.000. ¿Qué función cumplen? Aromatizar, saborizar, y hacer al tabaco más adictivo. ¿Qué aditivos son estos entonces? Algunos de ellos son la urea, el amoníaco, arsénico (veneno ancestral), monóxido de carbono (lo que sale de un tubo de escape) la menta, radón y benceno (dos químicos reconocidos como cancerígenos), la nuez moscada, cadmio (se fabrican pilas y baterías con este metal), butano (conocido combustible), la menta, cianuro (otro veneno famoso), formaldehído (un conservante), metano (otro combustible), etc.
Luego de cosechar el tabaco, se crean unos preparados llamados “salsas” que contienen todos los aditivos que luego se mezclarán con la ínfima porción de tabaco correspondiente. Estas “salsas” varían dependiendo de la marca y tipo del cigarrillo en cuestión.
Sin embargo, aunque no lo crea, no sabemos cual es la totalidad de los aditivos que se le agregan al tabaco (¿o el tabaco que se le agrega a los aditivos…?), este es un dato que las empresas tabacaleras que fabrican los cigarrillos no brindan al público, mejor dicho, para decirlo claramente, un dato que niegan a cualquiera que no forme parte de su negocio multimillonario.
Pero hay un hecho más grave aún: las empresas tabacaleras tampoco rinden cuenta a los gobiernos sobre qué aditivos componen los cigarrillos que se fuman, no sabemos en forma precisa qué es el 95% de lo que tiene un cigarrillo…
Sí, ha leído bien.
Mientras que con los alimentos se exige que en sus etiquetas se listen los aditivos que se le agregan, y dichos aditivos en casi todos los casos están clasificados y autorizados por las autoridades gubernamentales, en muchos casos con códigos específicos (“E-” seguido de un número, en la Unión Europea, por ejemplo), no existe ningún control ni remotamente parecido que figure en los paquetes de cigarrillos de ningún país del mundo.
¿Porqué ocurre esto? ¿Quizás nadie se ha percatado aún de este vacío legal en la sanidad mundial? Ciertamente no somos los primeros en advertirlo, esto se sabe, simplemente ocurre que, al parecer, los gobiernos no quieren, no les conviene, o no pueden luchar contra las multinacionales del tabaco: gran parte de sus votantes no se lo exigen, y existen poderosas razones económicas que demuestran el porqué este estado de cosas es incluso deseable por parte de los Estados del mundo civilizado.
Fuente: www.andinia.com