El abuso y la adicción a las drogas se han convertido en los últimos años en uno de los primeros problemas de salud pública para la sociedad actual, problema que además de tener un impacto económico y social, también lo tiene a nivel del núcleo familiar, está claro que, el adicto no puede enfrentar por sí mismo la situación ya que se encuentra dentro de una burbuja o zona de confort que no le deja ver más allá que su necesidad de consumir la sustancia, pasando por alto elementos importantes en su círculo social.

En este caso la familia es un elemento fundamental para el inicio de la atención del problema del consumo y adicción a las drogas, ya que dedicándose de manera decidida desde el inicio del tratamiento y participando activamente en la continuidad del mismo, se pueden alcanzar metas mucho mayores hablando en términos de recuperación, así con la intervención del núcleo familiar el tratamiento de una adicción se facilita.

Es importante el apoyo de la familia para la recuperación de adicciones también para que el paciente con problemas de abuso de drogas se dé cuenta de que es alguien que puede destacarse en alguna actividad productiva, socialmente aceptada y gratificante para el individuo, aumentando así, el interés de este en tratar su adicción, tomando como objetivo el recuperar los aspectos de su vida que se han dejado atrás gracias a la adicción.

La familia debe vincularse a redes de apoyo o instituciones especializadas en el tratamiento de las adicciones que le brinden acompañamiento y soporte en el proceso de recuperación del paciente, para desarrollar conocimientos y actitudes que buscan el mantenimiento de los cambios positivos logrados y la contención en situaciones de crisis.

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Es importante mencionar que la familia bien organizada e interesada en la atención del individuo y bajo la guía de un centro especializado, puede convertirse en una herramienta de intervención muy importante para romper la adicción del individuo. Sin embargo es necesario para poder iniciar ese proceso que los miembros estén dispuestos a iniciar y mantener la constancia en la terapia de recuperación, tomando en cuenta el importante rol que juegan.

Los familiares del adicto deben identificar diferentes formas y situaciones de manipulación a las que podrían estar sometidos por los consumidores sin darse cuenta, ya que, la manipulación que se genera en el período de adicción previo al ingreso al tratamiento, se incrementa debido a que el individuo no acepta el problema y se niega a recibir la atención especializada , así si la familia identifica estos factores se puede evitar un importante porcentaje de abandonos; al identificarlos el adicto debe empezar por enfrente las consecuencias de sus actos y percibir que no tiene la opción de seguir manipulando a la familia.

La manipulación es uno de los síntomas y conductas más característicos del paciente adicto; y consiste en despertar en el familiar, un amigo o compañeros de trabajo , emociones de protección, lástima o comprensión que lo lleven a obtener su deseo de mantenerse en el consumo y evitar las consecuencias de sus actos sin asumir las responsabilidades que ello implica.

Se considera que cualquier logro que haya tenido un paciente en el pasado servirá de modelo para obtenerlo en el presente y el futuro, recordándole algún logro deportivo, académico o cultural para así demostrar aquello que ha dejado atrás por tener una adicción, así, hay mayor probabilidad que éste coopere basándonos mas en sus éxitos que en sus errores, incrementando así el interés de este en su rehabilitación, lo que resultara en una recuperación más rápida y eficaz.

Las metas más importantes a alcanzar cuando se quiere ayudar a un familiar con dependencia a sustancias son el abandono del uso de estas, el uso productivo del tiempo en una actividad que agrade y despeje al individuo, y, por último que el adicto consiga una situación autónoma en la cual no sea necesario el cuidado constante de un familiar.

En el caso de los padres del adicto deben trabajar como un equipo incluso tomando partido contra el adicto para señalar límites y reglas dentro de la casa. Aunque puede resultar absurdo tratándose de adultos no hay que perder de vista que en muchos sentidos los pacientes están infantilizados.

Es muy importante que los padres y el resto de la familia se concentren en “reglas domésticas” sobre todo en aquéllas que tienen que ver con el consumo de drogas. Estas reglas domésticas deben ser negociadas, de forma que ambas partes estén de acuerdo para aumentar la probabilidad de alcanzarlas. Una conducta que resulta importante son los resultados de los análisis de orina periódicos, en los que previa aceptación del adicto, se ira monitoreando si es que este ha consumido la sustancia o no en determinado lapso de tiempo, esto sirve como indicador de la evolución y permitiría a las familia dejar de lado el problema de la droga, siendo también de utilidad a la hora de presionar al paciente a que asuma su responsabilidad de dejarla.

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La intervención familiar se orienta en reducir el comportamiento no deseado, es decir, el consumo de sustancias y aumentar los comportamientos deseados y generalizarlo a otros contextos y situaciones, como la asistencia a eventos familiares, la práctica de algún deporte o actividad.

Se ha demostrado que la Terapia Familiar ayuda a retener a los pacientes en los programas de tratamiento más que los tipos de intervenciones comunes. La relativamente baja proporción de abandono en las intervenciones que se basan en el trabajo familiar es especialmente importante dada la compleja naturaleza del problema de la adicción y la dificultad para retener a los pacientes en el tratamiento.

La intervención familiar consigue mejorar de forma significativa el funcionamiento en la familia comunicación, ambiente, flexibilidad, disminución de conflictos, de los pacientes drogodependientes, por lo cual es importante buscar un centro de rehabilitación en la cual se brinde atención al adicto una vez que haya comenzado a aceptar y tratar su problema en el medio familiar.