Entre la comunidad científica existe gran confusión sobre si las mujeres que consumen drogas de abuso deben o no dar de mamar a su bebé. Para arrojar luz sobre este asunto científicos de varios hospitales y centros de investigación españoles revisan este mes en la revista Analytical and Bioanalytical Chemistry los métodos de detección de estas sustancias en la leche materna, sus efectos adversos y las recomendaciones que deben seguir las madres.
“La recomendación general es evitar absolutamente el consumo de drogas de abuso durante la lactancia porque pueden pasar directamente al recién nacido”, destaca a SINC Óscar García Algar, coautor del trabajo y doctor del Servicio de Pediatría del Hospital del Mar de Barcelona.
El investigador lo amplia: “Esta recomendación se extiende a la época prenatal, ya que las sustancias pasan por vía placentaria al feto, y luego a la época postnatal por el ambiente. Si hay exposición por la leche, seguramente también la ha habido durante el embarazo y está en el ambiente, como ocurre con el tabaco”.
Para los análisis el equipo tomó como referencia la ingestión media diaria del lactante, unos 150 mililitros de leche por kilo de peso. Las recomendaciones se detallan para cada sustancia, y se toman como referencia los consejos de la American Academy of Pediatrics (AAP).
————————————————————————————————–
Clínica de Fertilidad Querétaro te ayuda a alcanzar tu sueño de formar una familia; Consulta y Resuelve tus Dudas
————————————————————————————————–
Nicotina, cafeína y alcohol
Así, por ejemplo, la leche de las madres fumadoras contiene entre 2 y 240 nanogramos de nicotina por mililitro, lo que equivale a unas dosis en los bebés de 0,3 a 36 microgramos/kg/día. Estos lactantes suelen tener más cólicos y son más propensos a las infecciones respiratorias.
El consejo es dejar de fumar durante el embarazo y la lactancia, o al menos limitar este hábito lo más posible, prolongar el tiempo entre el último cigarrillo y la toma de leche, ponerse parches de nicotina, fumar fuera de casa y evitar ambientes con humo.
La cafeína -presente en el café, el té, los refrescos de cola y medicamentos- puede causar en el bebé irritabilidad e insomnio. Aunque su absorción varía mucho de una persona a otra, en los recién nacidos esta sustancia tiene un tiempo de vida media prolongado. Por ello es aconsejable restringir su consumo durante la lactancia a un máximo de 300 mg/día, unas tres tazas de café diarias.
Respecto al alcohol, el riesgo exacto todavía no está bien definido y no hay estudios que correlacionen las dosis, pero algunas investigaciones apuntan daños en el desarrollo motor del lactante, así como cambios en sus patrones de sueño, reducción de las tomas y posibilidad de hipoglucemia.
La AAP considera el consumo de alcohol compatible con la lactancia, pero el estudio señala que hasta que no se establezca un nivel en la leche materna ninguna cantidad es segura. Las estrategias de minimización de riesgos incluyen alimentar al bebé antes de tomar bebidas alcohólicas, o al menos que pasen dos o tres horas si se ha ingerido alguna. El consejo para las mujeres alcohólicas es dar el biberón.
En las mujeres embarazadas, los riesgos del alcohol para el feto están constatados. “A pesar de ello, un reciente estudio de nuestro grupo constató que el 45,7% de las mujeres que atendimos de parto en nuestro hospital habían consumido cantidades considerables de alcohol durante el embarazo”, alerta el doctor.
Cannabis, cocaína y otras drogas
El cannabis, que se trasmite tanto por la leche materna como por el humo, puede causar sedación, letargo, debilidad y hábitos alimenticios deficientes en los lactantes. Además se desconocen sus riesgos a largo plazo. Su consumo está contraindicado, pero si se toma marihuana ocasionalmente, los expertos aconsejan realizar la toma varias horas después y no exponer a los niños o niñas al humo.
Por su parte, la cocaína esta “totalmente desaconsejada” durante la lactancia. El primer caso de toxicidad inducida por esta droga vía leche materna corresponde a un niño de solo dos semanas que, tras alimentarse, presentó irritabilidad, temblores, pupilas dilatadas, taquicardia e hipertensión.
También se desaconseja la lactancia si la madre toma anfetaminas. En los bebés pueden causar agitación, llanto o falta de sueño. Además su uso reduce la capacidad de la madre para cuidar a sus hijos.
Tampoco se recomienda dar de mamar si se consume heroína, que se excreta a la leche en cantidades suficientes como para causar adicción al bebé. En caso de “necesidad”, el consejo es dejar pasar al menos uno o dos días desde su consumo hasta la toma, y comenzar lo antes posible un tratamiento de sustitución, a ser posible con metadona.
Otros opiodes usados como medicamentos -morfina, meperidina o codeína- se excretan a la leche en cantidades mínimas y son compatibles con la lactancia. También lo son, en dosis controladas, las benzondiazepinas, la medicina más frecuente prescrita a las mujeres durante el embarazo y el postparto.
En cuanto a los antidepresivos y los antipsicóticos, la AAP señala que “pueden ser motivo de preocupación durante la lactancia”. De momento, sus efectos sobre los lactantes son desconocidos por lo que se recomienda realizar nuevos estudios.
Fuente: plataformasinc.es