Andrew Weil, el más prestigioso médico norteamericano, en su libro: “Del café a la morfina: Todo lo que necesita saber sobre las sustancias psicoactivas, de la A a la Z “, escrito junto con Winnifred Rosen, hace una exposición clara y honesta de las distintas sustancias de consumo popular que son o, no son, consideradas adictivas o nocivas para la salud física o mental. Muchas legales como el café que produce trastornos anímicos y adicción pero lo toma la mayoría del mundo desde que despierta, estuvo prohibido en Europa hasta hace aproximadamente un siglo. Hoy las cafeterías están en cualquier esquina.

El alcohol, que era ilegal en los Estados Unidos, se sirve en todo acontecimiento social. Si no hubiera bares, muchos estarían tirando bombas como los musulmanes, que no saben qué hacer con su insípida existencia sin placeres mundanos. Sabiamente se quiere eliminar el tabaco de la línea de drogas de consumo masivo, después de haber fomentado su dependencia durante años, creando imperios corporativos que hicieron fortunas vendiendo cáncer. La hipocresía y cobardía de los gobiernos para enfrentar estos temas es para decir lo menos: despreciable. Miles de personas se encuentran presas por vender narcóticos, muchas más están tras las rejas por ser consumidoras a quienes se les encontró un poco de marihuana, cocaína o éxtasis, y cumplen a veces, condenas mayores a las de asesinos y criminales con buen abogado.

En su libro “Marihuana: La Medicina Prohibida” Lester Grinspoon y James B. Bakalar, ambos catedráticos de la Universidad de Harvard, exponen los beneficios del cannabis para decenas de enfermedades, especialmente en el tratamiento y alivio de distintos tipos de cáncer, esclerosis múltiple, osteoartritis, glaucoma, SIDA y depresión. No son los únicos científicos que vienen estudiando la planta con detenimiento y objetividad desde los últimos 50 años. Muchos lo hicieron y la mayoría llegó a la conclusión de que debería ser legalizada, lo que no solamente vaciaría las cárceles de inofensivos consumidores sino que abriría la oportunidad a las grandes fábricas de cigarrillos de renovar su industria en vías de extinción. En realidad el único argumento válido que aún esgrime el gobierno estadounidense para su no legalización, es que el humo contiene elementos tóxicos.

Con la cocaína las consecuencias psicológicas son perniciosas, pudiendo provocar una adicción difícil de controlar. Tal vez si se investiga adecuadamente, pueda lograrse reducir sus riesgos. La razonable política sobre utilización de estupefacientes de los canadienses podría extenderse a todo el mundo, como hacen los holandeses, los ingleses, y quieren hacer los mexicanos, cuyo congreso aprobó el 19 de Mayo de 2006, la posesión de marihuana, cocaína, éxtasis, heroína y otras sustancias para consumo individual. Vicente Fox, dijo inicialmente que refrendaría la ley, pero finalmente la devolvió al legislativo para su revisión y modificación. Como su mandato feneció en Diciembre y el Congreso Mexicano será parcialmente renovado en Julio, la medida quedará pendiente y ante la presión estadounidense puede ser que no se apruebe.

El alcohol es actualmente la droga de consumo masivo más peligrosa en el mercado. Es común en los países latinoamericanos, ver a adolescentes en las calles emborrachándose con licor barato ante la mirada complaciente de transeúntes y autoridades. Se estima que aumentó su uso en 30% entre los jóvenes de 15 a 25 años. Los daños físicos y mentales que provoca son por demás conocidos, pero como es legal, es aceptado por la sociedad.

Ha llegado el momento de iniciar la revisión de las leyes antinarcóticos y definir seriamente cuáles son más perjudiciales, los legales o los ilegales. Legalizar la posesión y el consumo de drogas recreativas para adultos, es una medida que tarde o temprano va a suceder en el Siglo 21, al fin y al cabo, cada individuo tiene derecho a hacer con su vida lo que quiere y meterse en el cuerpo lo que desee. Es preferible vivir en un mundo de pacíficos y muchas veces creativos utilizadores circunstanciales de drogas -como fueron los hippies y baby boomers-, que en uno de fanáticos religiosos, terroristas y extremistas políticos.

Fuente: www.articuloz.com

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