Si bien cada familia constituye una historia y realidad diferente, existe una amplia variedad de aspectos que se asemejan a los padres de los adictos.

Para el caso de los adictos de hijos varones se ha señalado reiteradas veces que sus madres suelen ser indulgentes, apegadas, sobreprotectoras, ambivalentes y permisivas.

Con frecuencia explican que cuando el niño, el paciente era su hijo favorito, el más bueno, el más dócil, el más fácil de criar, en quien tenían depositadas muchas esperanzas.

Por otro lado los padres suelen ser más distantes y desapegados, muchas veces son descritos por sus esposas como débiles frente a sus hijos o ausentes en el rol de padre.

La relación con el hijo suele ser ser negativa, sobre todo al tratar de imponerles disciplinas por medios muy rudos o incoherentes.

A menudo, es posible cmprobar que existen otros hermanos, por lo general también varones, que aparecen como mejor adaptados a las expectativas del padre, e incluso trabajan o desarrollan taeas afines a las de el.

El padre suele tener mejor relación con ellos, a quienes de una manera directa o indirecta ponen como modelo de lo que podría esperarse del hijo adicto.

El paciente sintomático vive comparándose y devaluándose permanentemente en relación a sus hermanos.

Al contrario de lo que cabría esperar, el adicto no tiene mala relación con su hermano, sino muchas veces se apoya en el para conseguir en él cosas de sus padres, para que lo perdonen por algo que ha hecho o para que le den otra oportunidad.

En el caso de las adolescentes adictas, es observable una actitud de abierta competencia con su madre, a quien desvalorizan por todos los medios posibles.

A pesar de ello. recurren a ella para recabar su opinión respecto cualquier tema para, finalmente, terminar criticando su punto de vista como absurdo, pasado de moda y asi poder hacer todo lo contrario.

Las madres se desesperan, no saben qué hacer y muchas veces intentan dar soluciones radicales por medio de prohibiciones diversas que son casi imposible de cumplir o llevar a la práctica.

Los padres de las jóvenes adictas suelen ser indulgentes con ellas. Por lo común sus intervenciones entre las disputas entre madre  e hija son de resultado poco efectivo.

Fuente: www.antiadiccion.com