Los hijos de alcohólicos se ven profundamente afectados por alguno de sus padres.
Los hijos de alcohólicos tienen una probabilidad cuatro veces mayor que otros niños de convertirse en alcohólicos.
Un niño en este tipo de familia puede tener una variedad de problemas:
Culpabilidad: el niño puede creer que es la causa primordial de que su padre/madre abuse de la bebida.
Ansiedad: el niño puede estar constantemente preocupado acerca de la situación en su hogar. Puede temer que el padre alcohólico se enferme o se hiera, y puede también temer a las peleas y la violencia entre sus padres.
Vergüenza: los padres pueden trasmitirle al niño el mensaje de que hay un terrible secreto en el hogar. El niño que esta avergonzado no invita sus amigos a la casa y teme pedir ayuda a otros.
Incapacidad de establecer amistades: como el niño ha sido decepcionado tantas veces por el padre/madre que bebe, no se atreve a confiar en otros. Confusión: el padre alcohólico cambia de momento, va de ser amable a ser violento sin ninguna relación con el comportamiento del niño.
Ira: el niño siente ira y rabia contra el padre alcohólico porque bebe tanto y suele estar enojado también con el padre que no es alcohólico porque no le da apoyo y protección.
Depresión: el niño se siente solo e incapaz de poder hacer algo para cambiar la situación.
Algunos hijos de alcohólicos tratan de actuar como “padres” responsables de la familia y entre sus amigos. Tratan de hacerle frente al alcoholismo convirtiéndose en personas controladoras, que tienen mucho éxito en la escuela, pero que viven emocionalmente aislados de otros niños y maestros.
Sus problemas emocionales no son aparentes hasta que se convierten en adultos. Aparte de que los hijos de alcohólicos tienen una gran probabilidad de convertirse en alcohólicos, las investigaciones demuestran también que a menudo tienden a casarse con personas que ya son o van a ser alcohólicas.
Es posible que aunque no se vuelva alcohólico o se case con alguien alcohólico, desarrolle patrones emocionales y psicológicos, o de ambos tipos, que podrían causarle problemas en su edad adulta.
Los adultos que fueron hijos de alcohólicos frecuentemente tienen dificultades para identificar y expresarlos sentimientos.
Se vuelven muy rígidos y controladores. Algunos descubren que son completamente dependientes de los demás; sienten que no tienen el menor sentido de poder de decisión respecto de la forma en que viven. A menudo sus vidas están llenas de una sensación difusa de temor y de culpa.
Muchos se sienten deprimidos y con frecuencia no tienen la capacidad de sentirse cercanos de otro ser humano ni de establecer una relación de intimidad con nadie. Todos estos factores desempeñan un papel de vital importancia en las vidas profesional y personal de los hijos de los alcohólicos .
Los hijos que crecen en hogares donde el alcoholismo es un problema rara vez aprenden la combinación de papeles que construye una personalidad sana. Por el contrario, se encasillan en papeles basados en su percepción de lo que necesitan hacer para “sobrevivir” y para aportar algo de estabilidad en sus vidas.
Fuente: www.antiadiccion.com