La coadicción es una enfermedad tan cruel como la del mismo adicto, en la que se generan conceptos como: obsesión, falta de límites, y conductas inapropiadas y de rescate, compulsión y control, deseos de hacer cambiar a la persona adicta dejando de vivir para vivir la vida del otro(a).

En la obsesión constante de un hijo hacia la conducta del padre, se fusionan mi Yo y el Yo de la otra persona perdiéndose los límites; se actúa, se siente y se piensa por el otro con una preocupación obsesiva, dejando la propia vida por la vida del otro; se presentan conductas inapropiadas y rescatadoras; asimismo se genera compulsión, es decir, la conducta de la persona es de salvamento del adicto (levantarse en la madrugada, acudir a lugares riesgosos, llamar a hospitales o centros de salud, sacarlo de la cárcel o de apuros, prestarle dinero, consumir con él para cuidarlo, etcétera).Se da la persistencia infructuosa para que el padre o la madre cambien. (consulta a especialistas, lee, invita a conferencias, arregla citas con diversos doctores). También se van generando conductas de control sobre el alcohólico-adicto (el hijo mayor toma las responsabilidades de la madre o el padre adicto).

A la persona coadicta le cuesta trabajo reconocer que la recuperación está en el adicto, y no en ella misma, ya que al no existir límites internos claros, permite que la conducta de otra persona le afecte.

El coadicto sobrereacciona a los problemas cotidianos de la vida, así como a los sentimientos y conductas de otras personas, principalmente hacia el del adicto. Aprende desde el seno familiar a tener actitudes adictivas de control que lo afecta y se refleja en el abandono de sí mismo al estar tan centrado en el otro, volviéndose y envolviéndose en la vida del alcohólico-adicto, provocando que su vida sea caótica.

Las esposas de alcohólicos formaron grupos de autoayuda para trabajar sus propios problemas ocasionados por la forma de beber de sus esposos, los llamados grupos de Al-Anon. No sabían que ellas padecían también de esta enfermedad conocida actualmente como coadicción.

Cómo ayudar a los hijos de alcohólicos-adictos

Es importante ayudar a sus hijos a reconocer, aceptar y expresar sus sentimientos negativos.

Cuando la persona acepta sus sentimientos y busca una vía de desahogo que no haga mal a nadie, se siente mucho más capacitada para manejar sus problemas. La paciencia procede de una actitud de aceptación y no de la represión del enojo. Si usted deja de negar su coraje y lo enfrenta, quizás pueda hacer algo al respecto.

Es valido enojarse, siempre y cuando expresemos nuestros sentimientos sin dañar a nadie.

En algunas ocasiones sus hijos pueden estar confundidos en sus emociones debido a las escenas presenciadas entre la pareja; incluso pueden darse sentimientos negativos en usted. Anímelos a que hablen libremente de esos sentimientos, sin temor a que usted u otra persona los critique. Todos tenemos sentimientos negativos: nos enojamos, nos ofendemos y hasta nos odiamos. Pero tener estos sentimientos negativos no significa que seamos malas personas. Los sentimientos son reacciones involuntarias, si nos negamos a reconocerlos y a aceptarlos pueden hacernos daño. En muchos casos, la ira puede ser una forma de autoprotegernos, de que los demás se den cuenta de que se ha llegado al grado máximo de que se le está ofendiendo y de no aceptar lo inaceptable.

Ayudar a los hijos a hallar un desahogo saludable, a veces, simplemente, dejarlos hablar y escucharlos es suficiente; pero existen otras formas no destructivas de lograr expresarse. No acepte de los hijos actitudes sumisas que en el fondo van en contra de su amor propio.

No es difícil creer que los hijos de los alcohólicos son los que más sufren en la familia. Sin embargo, se puede hacer mucho como madre por ayudar a reducir los efectos nocivos del alcoholismo sobre ellos, y crear un clima en su hogar que conduzca a la salud emocional y a la felicidad.

Para ayudar a reparar el mal ocasionado a los hijos por vivir en este ambiente, puede aplicar una disciplina firme, pero llena de amor y comprensión. Esto les proporciona un sentimiento de seguridad.

Escúcheles sin tratar de corregirles, permítales que hablen de esos sentimientos negativos hágales saber que acepta y comprende esos sentimientos, ayúdeles a encontrar una forma saludable para descargar esa ira. No puede usted cambiar lo que el alcohólico dice y hace. Pero sí puede cambiar su actitud y comportamiento hacia él; así sus hijos recibirán un menor daño.

¿Cómo son afectados los hijos de alcoholicos-adictos?

Los hijos se resienten del cambio de rol familiar; es decir, los hijos se ven afectados porque usted como pareja del adicto ha asumido la responsabilidad que a él o a ella le corresponde y los hijos adultos han tomado también ésta responsabilidad.

Sin darse cuenta, la pareja del alcohólico en su afán de controlar a su alcohólico-adicto, compromete a sus hijos en esta lucha, insistiendo en que sean modelos de buena conducta cuando el alcohólico está presente, o bien que no digan nada referente a su alcoholismo negándolo, o que no le hagan ruido porque está durmiendo la siesta o que no se enojen o hagan algo que le afecte y pueda ser motivo de su borrachera. Esto hace que aumente su sentido de culpabilidad y se responsabilicen de su adicción.

En ocasiones la pareja coadicta utiliza a los hijos como desahogo de sus sentimientos de enojo o impotencia, sintiendo alianza de las confidencias de la madre creando secretos familiares que los une en sentimientos de lealtad y comprensión, agobiándolo de preocupaciones haciéndole sentir que ocupa el lugar de su pareja llenándolo de responsabilidad y peso en las decisiones que no le corresponden, dejando a un lado su infancia.

La autoconmiseración del coadicto se trasmite a los hijos creándoles sentimientos de minusvalía, privándolos de manera sistematizada de valor y coraje necesarios para enfrentar una realidad.

En el mejor de los casos si el coadicto no cree poder manejar el problema de su pareja alcohólica-adicta, lo mejor y más sano es la separación. Muchos coadictos no piensan en separarse ni en tomar esa decisión ya que se sienten culpables por dejar a su pareja alcohólica-adicta en ese estado, hasta que intentan diversas formas sin lograrlo y pasan demasiados años, y es cuando piensan que el alcohólico no se hace cargo de su enfermedad, pero que sí puede hacerse cargo de su recuperación.

Es importante que el hijo asista a un grupo de auto-ayuda de hijos adultos de alcohólicos o si es menor de edad podrá asistir a grupos de Alateen, o que recurra a algún tipo de apoyo profesional, para trabajar su problemática.