Mtra. Ps. Concepción Hernández Samaniego.
Coordinadora de Psicología, Clínica Ser.
PARAFRASEANDO A SLEIGH.
“Puntos de Crisis, trabajando los problemas personales”; Grupo Editorial Tomo, SA de CV; 2006; México D.F.
www.clinicaser.com

¿Cómo superar una situación difícil para liberarte de ella?
¿Vives una situación que no te sientes capaz de enfrentar?

No importa cuál sea el problema, si lo causaste tú o sólo eres la víctima, tampoco si es repentino o si tiene mucho tiempo gestándose, sólo hay tres opciones para solucionarlo:

1. Ignorarlo y esperar que desaparezca. ¡TE ENGAÑAS!
¿Has tenido algún problema real que simplemente haya desaparecido sin dejar rastro?
Así que deja de evitar lo que debes enfrentar y soluciónalo.

2. Vivir con el problema. Pareciera que la aceptación aminora el dolor, pero esto empaña tu visión de la vida, afecta tu actitud hacia ti y hacia quienes te rodean, esta aceptación en realidad te sirve para confirmar que la vida es lamentable y en consecuencia se cumplirán tus expectativas negativas sobre ella.
3. Busca el regalo que te ofrece el problema y disfrútalo. Permite que en lugar de que lo conviertas en algo negativo, lo ves como una fuerza positiva que te hará crecer como persona.
Examínate, analízate de manera honesta con respecto al problema, nadie más que tú sabe por lo que estás pasando. Manejar bien el problema es una forma de acercarte al camino correcto que te lleva hacia la misión especial que debes cumplir en la vida y esto solamente lo lograras con determinación y perseverancia.

Los problemas son un fenómeno incomprensible cuyo significado permanece oculto, ¿la causa?, generalmente tiene origen en el pasado y para solucionarlo hay que dar un paso a lo desconocido.
Un problema representa una oportunidad, aunque si no te atreves a enfrentarlo, puede bloquear tu camino, volverte vulnerable, pero también te invita a que seas creativo, a que emplees tu discernimiento, tu juicio y tu firme decisión de seguir avanzando.

PASO UNO:
Sí, si tengo un problema.
El primer paso es admitir que tienes un problema. Lo que necesitas conocer son los hechos y los sentimientos, no lo que piensas de ellos ni cómo los juzgarán los demás; describe y entiende, no evalúes. Reconoce todo lo que esta relacionado con el problema, aunque parezca desagradable, trivial o injusto.

PASO DOS:
Soy responsable de la existencia de este problema.
Una vez separados los sentimientos de los hechos y después de reconocerlos y explicarlos, ya tienes el problema frente a ti, ahora, tómalo, es tuyo. Eres el responsable de lo que te pasa, si tienes un conflicto con alguien, no culpes al otro, el problema que surgió es tuyo y así también el responder de forma correcta a lo que sucedió.
Que el problema sea tuyo no implica que debas darte golpes de pecho y digas: “por mi culpa”, esto no sirve de mucho, sólo empeora las cosas, sé maduro y acepta lo que pasó ayudándote a deshacerte de la amargura.

PASO TRES:
Soy responsable de resolver mi problema.
Prepárate para reconocer que depende de ti trabajar en él y transformarlo. Haz para esto un análisis profundo:
¿Estás preparado para sufrir lo que sea necesario para llegar a tu destino?
Tienes que luchar contra el sentimiento de lástima y dejar de considerarte la víctima. Trabaja en todo lo que te come por dentro: enojo, miedo, odio, culpa, fatiga o desesperanza.
a) Enojo, emoción que va desde el resentimiento hasta la ira. La persona enojada se siente impotente ante una amenaza a sus ideales o a la imagen que tiene de sí misma.
b) Miedo, te refugias en ti mismo, te paralizas, te llenas de ansiedad. Karl Köning (citado por Sleigh; mayo 2006), lo veía como “el sentimiento que junto con la vergüenza agolpa de pronto nuestro pasado para hacernos culpables. No obstante para esto tenemos la conciencia que nos abre la puerta a ese mundo impenetrable que nos asusta y difícilmente nos atrevemos a cruzar”. Es aquí donde nuestro miedo nos dice que somos débiles y requerimos ayuda, preparándonos de esta forma al cambio.
c) Odio; sentir odio por alguien es una muestra de que estás enganchado con esa persona y al admitirlo abres una vía para sentir algo positivo por ella. Este fuerte sentimiento te indica que debes enfrentar a tu enemigo y que la existencia de tu odio significa que la energía emocional está almacenada en el lugar equivocado. Encausar esta energía te puede proveer sabiduría.
d) Culpa, señal clara de que violamos nuestra propia integridad. Tu comportamiento no esta en armonía con tu visión superior. Los valores dañados no son los impuestos externamente, sino los que forman parte de ti. Hay que reconocer la culpa y eliminar lo que la provoca.
e) Fatiga, necesidad de pausa, peligro, si se rebasan los propios límites, puedes cometer errores, equivocar tus juicios o crear una visión resentida ante la vida. “Lo intentado y lo hecho, se merecen una noche de reposo”.
f) Desesperanza, ante ella no hay solución, por lo que tendrás de reconocer que no puedes solo y que el primer camino será adoptando una actitud que te ayude a salir de ella. Busca tranquilidad, ten la humildad de pedir ayuda a quienes saben escuchar.

PASO CUATRO:
¿Qué tengo que aprender?
En cada problema que se presenta, hay que aprender que para superarlo, tendrás que eliminar algunos hábitos. Cuando ignoras algo que no te gusta, su presencia constante te resulta desagradable, lo cual te pide un ajuste significativo en tu vida. Pregúntate en que sentido te pone a prueba este problema:
a) ¿En tu claridad de pensamiento?
b) ¿tú fuerza de voluntad?
c) ¿tus sentimientos hacia otros?
d) ¿tu sensibilidad?
e) ¿tu honestidad contigo mismo?
f) Quizá el reto es que dejes ir algo que te niegas a soltar, lo que parece una gran pérdida a veces esconde grandes compensaciones.
“Tu reto es que seas menos intelectual y más sabio”. Vale la pena sufrir el dolor de aprender a ser humilde cuando esto te permite que crezcas en sabiduría. Recuerda, una crisis va siempre en dos direcciones: hay que recibir, pero también hay que dar.

PASO QUINTO:
Soy más que un simple pobre de mí.
Ahora tienes que escucharte y preguntarte ¿cuál es el problema real? Si sufres porque la imagen que tienes de ti mismo está destrozada o porque perdiste la dignidad, entonces deberías cuestionarte lo siguiente:
a) ¿Quién soy?
b) ¿Esto es todo lo que soy?
c) ¿Qué me provoca incomodidad?
Respóndete: Es mi conciencia la que me hace sentir incómodo, esa voz interna que constantemente me recuerda mis valores cuando me desvío del camino.
Pregúntate directamente:
a) ¿De dónde surgió este grupo de valores?
b) ¿De la sociedad?
c) ¿De la religión?
d) ¿Es un condicionamiento?
e) ¿Te funcionan esos valores?
f) ¿Los has transformado o has sobrevivido con lo que te inculcaron en la infancia?
g) ¿Intentas liberarte y encontrar tu verdadero yo?
h) ¿Tu integridad esta en tela de juicio?
Quizá debas enfrentar esto y darte cuenta de que necesitas decidir que es lo que aplica para ti.
La fragilidad te demuestra que eres humano, el simple hecho de que te sientas perdido abrirá tu corazón y tu mente para que escuchen la voz que te habla desde la profundidad de tu ser. Recuerda: “Eres más grande que tu debilidad y tu pena.

PASO SEIS:
El cambio te dará nuevas fuerzas, pero recuerda que aún si estas preparado, es difícil cambiar costumbres y actitudes. En el camino vas a dudar, no obstante persiste.

PASO SIETE:
Trazar el camino hacia el futuro.
Gracias al problema descubriste que algo andaba mal en tu vida, ahora piensa en un plan de acción. El plan se diseña en dos etapas:
I. En la primera establece un objetivo, no importa de que tamaño sea el problema ni el plan para superarlo, necesitas un objetivo, el cual requiere una definición clara.
II. Segunda etapa, organiza las metas a alcanzar teniendo en cuenta que sean realistas, monitorea tu progreso, la evaluación continua asegurará que mantengas la voluntad y la mente concentradas en lograr los cambios que te has propuesto.

PASO OCHO:
El pasado ya paso.
Es momento de dirigir tus pensamientos hacia el futuro. Deja ir de manera consciente y decidida los hábitos y puntos de vista que en algún momento eran incuestionables, pero que ahora la resolución a tu problema te reta a que los cambies.
Los problemas surgen porque tus expectativas son distintas a las de la gente con quien estás involucrado.

Es muy fácil que proyectes tus expectativas en otra persona, las falsas esperanzas tarde o temprano provocarán una crisis.
Cuando intentes poner orden en el caos en el que te encuentras, reconoce las ilusiones a las que te has aferrado. ¿Estas preparado para deshacerte de esas ilusiones, ahora que aceptas lo que son? Identifica y deshazte de todo lo que te hace sentir como si estuvieras preso. ¿Por qué te condenas a ser la persona que no te gusta?, ¿por qué no tienes el coraje de tomar la decisión que te permita ser más fiel a ti mismo?
Si deseas convertirte en una persona nueva, tienes que comenzar a cambiar poco a poco, como una mariposa que sale del capullo. Si la mariposa se salta ese proceso, nunca sabría que tenía alas de seda.
Las falsas expectativas, las ilusiones, los resentimientos, las viejas costumbres, los patrones del pasado, además de eso, ¿qué más te animas a dejar?
Llena tus sentimientos con cosas positivas, ayuda a otros, ocúpate de plantas y animales para alejar la autocompasión. La perseverancia y las ideas positivas respecto a tu nueva vida te ayudarán a superar el pasado.

PASO NUEVE:
Perdona y pide perdón.
Las personas involucradas en tu conflicto habrán sufrido quizá no como tú, pero ese alguien que te lastimó no estará tranquilo cuando se de cuenta de lo que hizo, ¿lo dejarás con esa carga o tomarás medidas para olvidar y perdonarlas?
Los pasos que has dado hasta ahora te ayudarán a ver con más facilidad lo que sucedió, a tener la determinación de poner las cosas en orden. Si los medios externos para comunicarte con la persona de quien te resientes te son negados, envíale desde lo más profundo de tu corazón buenos pensamientos, llena el vacío entre ustedes con energía positiva, con energía de amor.
Así también tal vez necesitas que alguien te perdone por haberlo lastimado y agredido con palabras o con hechos. No sólo tu percepción de las cosas cuenta, sino también la del otro. Este es el proceso de reconciliación, una de las cualidades más hermosas de los seres humanos. La reconciliación significa construir los puentes de ambos lados para que se conecten en el centro.
Empieza por perdonarte a ti mismo, se capaz de decirte: La crisis necesitaba presentarse para que avanzara en el camino de la vida. Si no puedes perdonarte, es porque no has soltado tu viejo equipaje, ¡imagínate a una mariposa volando con el capullo colgado de su cola!

PASO DIEZ:
Veo las cosas buenas de todo lo que pasó.
a) ¿Eres agradecido?
b) ¿Agradeces a aquellos que te han molestado y lastimado?
c) ¿Eres agradecido con un destino que te causo una pérdida o un trauma, pero que logró que tuvieras más contacto contigo mismo?
d) ¿Estás agradecido con tu poder de resistencia que te permitió soportar el dolor hasta que pudiste transformarlo?
Agradecer, igual que perdonar, es una de las grandes virtudes de los humanos, pues libera la fuerza del amor. ¿Qué perdiste o que ganaste?, ¿aceptas la pérdida en vista de lo que has ganado?, ¿puedes pensar y evaluar así o es muy pronto aún? Recuerda que para sentir agradecimiento, primero hay que tener voluntad de hacerlo.

PASO ONCE:
Energía nueva en todas las acciones.
Primero el perdón, luego el agradecimiento, ahora trabajarás en la alegría. La verdadera alegría no es algo pasivo, sino el esfuerzo de nuestra voluntad en todo lo que hagas. La razón por la que hay tan pocas alegrías en el mundo hoy en día, es porque no entendemos que es nuestro deber encontrar ese estímulo para el alma. Disfruta pensando cuáles son los objetivos de tu existencia y los misterios de tu ser.

PASO DOCE:
Listo para continuar.
La paz con los otros, con tu destino o con Dios difícilmente se logra si no estás en paz contigo. Si no estas a gusto contigo, seguirás sintiéndote inseguro. Puedes orar con fervor para pedir la ayuda de Dios, pero si no tienes fe en ti bloqueas la gracia de su respuesta.
Primero conócete, no eres tus sufrimientos, ni tus debilidades, ni tus estados de ánimo, tu identidad no depende de ellos, eres más que todos ellos, reconócete íntegramente, acepta tu dualidad, que en ella se encuentra tu verdadero yo.
En el crecimiento personal, cada paso hacia dentro de ti te permite dar uno hacia adelante.

Puedes hacer una pausa para ver qué puedes aprender del infortunio. Con estos doce pasos recupera la esperanza de que cada crisis te permite analizar no solo los hechos sino tus sentimientos y las emociones que se encuentran en lo profundo de tu ser.

Fuente: clinicaser